miércoles, 28 de noviembre de 2012
Que la gente no sea directa para hacer preguntas me molesta.
Yo: ''Si me queres decir algo mira que me lo podes decir eh :)''
X: ''nono, nada que ver, si te quiero decir algo te lo digo. No se que estaras pensando.......''
Yo:''No estoy pensando en nada enrealidad''
X:''No jajaja. Que se yo. Quiero salir con ustedes las extraño''
No sé de dónde mierda la gente se entera de las cosas que nunca incluiste más que a 4 personas o hasta menos, y derrepente TOOOODO el mundo sabe. Fuck da police (?)
Yo: ''Si me queres decir algo mira que me lo podes decir eh :)''
X: ''nono, nada que ver, si te quiero decir algo te lo digo. No se que estaras pensando.......''
Yo:''No estoy pensando en nada enrealidad''
X:''No jajaja. Que se yo. Quiero salir con ustedes las extraño''
No sé de dónde mierda la gente se entera de las cosas que nunca incluiste más que a 4 personas o hasta menos, y derrepente TOOOODO el mundo sabe. Fuck da police (?)
martes, 27 de noviembre de 2012
domingo, 25 de noviembre de 2012
‘’Esos olores que ya no están’’
Todavía siento ese olor a sahumerios, siento las hojas crujiendo
mientras que caminaba, puedo ver las luces cálidas, escuchar las risas y cantos
de las personas que mientras que se dedicaban a trabajar pasaban un buen rato.
Felices. Ojos cansados pero que reflejan alegría; nada de enojo, mala
predispoción, sin ganas de divertirse y brindarte lo mejor sabían hacer: ARTE.
Las ferias hippies de la costa: eso es. Hablando con alguien salió el tema de las pulseras (cómico que dos personas hablen de pulseras, sí),
y me retroceder el reloj del inconsciente un par de años, -no sé cuántos
exactamente-. Y me acordé de cuando en el Partido de la Costa Atlántica Santa
Teresita, Buenos Aires fui con mi tía y mi prima a una feria hippie de ahí.
Siempre fue linda, muchas veces iba gente a cantar o bailar en una especie de
escenario, también hacían diferentes tipos de shows.
El tema de la pulsera: recuerdo que cuando fuimos nos
queríamos comprar algo, miré, miré y miré… Siempre me gustaron estas ferias,
realmente me encanta todo, hay cosas que no son muy bellas para mi gusto y
otras son realmente espléndidas. En eso vi la pulsera; hilo beige con distintos
tipos de puntos y en el centro una piedra violeta con rayas naturales, de ese
tipo de piedra de color no recuerdo si era negro o manteca. Amaba esa pulsera,
es le día de hoy que la recuerdo. Me acuerdo en el momento en la que la elegí,
la que eligió mi prima, la piedra del medio era blanca. El papel madera, cuando
elegí los sahumerios para el departamento de mi tía, del que mas me acuerdo era
el de rosas por la forma de la casa y la gráfica de afuera de las rosas. Los
otros que elegí no los recuerdo. La felicidad con la que volví a ‘’El Parque’’
y cuando se la mostré a mi mamá es medio vago esa parte con mi mamá, creo que
ni eran las 00.00 igual, pero me acuerdo de mi mamá diciendo que le había
gustado mucho.
Qué loco como van pasando las cosas, ¿no? Me refiero a, ¿cómo
decirlo? Ya no hay hippies de verdad, artesanos realizando trabajos realmente
artesanales y no ‘’agarré un cacho de madera le puse un clavo y ahí esta la
artesanía’’. Y los que se creen hippies no lo son, no son más que gente con un
pensamiento erróneo, que fuma marihuana y sucia que no quiere bañarse y por eso
se cree hippie. Y eso está tan mal para mí, porque ese no es el concepto
hippie. Los hippies eran de los que ya no hay, ya no existe la persona hippie
de verdad, de alma, de nada.
Es extraño todo, porque uno va a las pocas ferias que hay y
ya ni siquiera se asemeja a lo que había. Mucho desarrollan la venta de ropa,
que encima es realmente horrible, y utilizo la palabra ‘’horrible’’ porque lo
es, -las personas que me conocen saben que no me gusta el uso de esa palabra a
menos que sea necesario-. O venden ropa para perros, ¿qué demonios? No tiene
sentido.
Deja de ser una feria hippie, tras que no hay mucho como ya
dije, el poco espíritu se pierde. No hay ni siquiera ese espíritu, la esencia;
nada. Se convierte en una feria de ropa fea y hedionda, una feria como la que
se realiza los fines de semana en el Parque Lezama. No lo sé, es realmente feo.
Esas son el tipo de góndolas o cómo se llamen que me dan ganas de prenderlas
fuego con una antorcha.
-Sofía.
jueves, 22 de noviembre de 2012
domingo, 18 de noviembre de 2012
sábado, 17 de noviembre de 2012
jueves, 15 de noviembre de 2012
lunes, 12 de noviembre de 2012
O sea, sos un pelotudo, sí. Todos somos pelotudos, no
es algo malo serlo.
Pero mi problema es que solamente en este momento no
siento nada, a veces te odio, pero en realidad yo te quiero mucho. También creo
que ese es uno de mis mayores problemas, no por querer a una persona sino por
el hecho de que tengo el presentimiento de que en algún momento esta cosa se va
a ir al re carajo.
Es que siento que cuando no te veo y hablamos, me
siento la persona más cursi del planeta, y no lo quiero decir porque al decirte
que iba a escribir corro el riesgo de que me siento cuidada y me encantaría
sentir lo mismo cuando estamos juntos, Y TE EXTRAÑO lo leas y no tengo ganas de
que pienses cualquier cosa o se interprete mal o no quiero que pienses que soy
una cursi de mierda sensible, tonta. Porque es un dolor de huevos.
Y otro problema es que me preocupo demasiado por vos
cuando no debería porque ya te dije que me parece que esta como el ojete
ciertas cosas, que las seguís haciendo igual, CAPRICHOSO DE MIERDA HISTÉRICO. Y
me molesta que te auto lastimes con cosas que ya sabes.
Y el mayor problema creo que es que no estas
acostumbrado a que te digan que ‘’no’’ y llegué yo, y te cabe cuando te digo que
no y te corto el rostro y no doy el brazo a torcer. Porque yo no soy como las
otras personas que te rodean (acá casi saco las teclas de lugar, ji) que se ‘’enojan’’
y te hablan como que todo esta bien o con un ‘’te quiero muchin’’ tuyo esta
todo bien. No, y no es porque no te quiera, es porque no soy pelotuda y tengo
la conciencia suficiente como para mandarte el re carajo y no sentirme mal.
Sí reconozco que una vez que te trate mal,
automáticamente te volví a hablar diciéndote ‘’hola, ya te extraño’’ porque
realmente sentía eso, no fue actin el enojo ni lo que escribí. A veces cuando
me caliento por estupideces no me imagino que te gusta que te trate mal o que
sea cortante (bueno, al menos eso creo yo) y pienso que por ahí te sentirías
mal o algo así y no me gusta y siento que te extraño más que hace 5 minutos atrás.
Y no, no voy a discutir más con vos por mensaje o por fb.
P.d.: cuando te vea quiero que me abraces un rato largo pero distinto a como me abrazas siempre.
P.d.: cuando te vea quiero que me abraces un rato largo pero distinto a como me abrazas siempre.
Te quiero
mucho ‘’feo’’.
De: Sofi la fea linda (?)
domingo, 11 de noviembre de 2012
viernes, 9 de noviembre de 2012
martes, 6 de noviembre de 2012
domingo, 4 de noviembre de 2012
Putas
Harry, PU-TAS.
Me
encanta, no tenes amigos en común con alguien que te interesa, te acepta y ¿qué
pasa? Entras al perfil de X y aparecen 2 amigos en común; la puta de tu colegio
y la otra puta reprimida de tu otro colegio. ¡Buenísimo man!
¿Por qué
no dejan tranquila a la gente? Ni sabían que existía. Pero no, la tienen que
cagar. Vayas a donde vayas siempre alguien la caga. PUUUUUUUUUUUTAS.
sábado, 3 de noviembre de 2012
viernes, 2 de noviembre de 2012
La crisis
europea:
Por: Emmanuel
Frezzotti
‘’Me preguntan desde mi país
si se siente la crisis. Pues no. Soy un turista que hace 45 días llegó a
Europa. Yo no siento nada.
La crisis debe sentirla con
forma de frío esa mujer parisina pidiendo dinero con su hijo bajo la lluvia, o
aquella niña de Praga, o aquellos españoles que cada día son arrastrados, por
la policía, fuera de sus casas para desalojarlos, o los pobres de Londres,
Bruselas, Munich o Florencia.
Pero no, yo no siento la
crisis.
Soy un turista desprevenido al
que le llaman la atención esas magníficas obras realizadas en tiempo de bonanza
económica. Soy un turista que encuentra muy bonitos los paisajes europeos. De
vez en cuando, sin embargo, admito que se huele un aroma rancio en el aire.
Pero la crisis no la siento...
Porque tal vez, la pregunta es equivocada: la crisis no es algo que deba sentir
alguien que no la está atravesando. Sino, que la crisis ajena debería ser el
motor impulsor para el cambio, para ayudar a quiénes sí sienten la crisis.
Lo que se siente es un
cosquilleo de vez en cuando en el estómago, tal vez en la conciencia. Porque
algo me dice que bajo toda esta realidad, subyace una crisis mucho peor: una
crisis moral.
Algunos síntomas deberían ser
lo suficientemente fuerte para provocar una reacción. Pero no. Una enorme
pasividad y aceptación es lo que está aconteciendo. Si la mitad de los
jóvenes españoles no tiene trabajo y, para colmo, el precio de las propiedades
las hace prohibitivas, entonces quiere decir que por lo menos la mitad de ellos
vive en casas de sus padres sin muchas expectativas; pero no se ve a estos
jóvenes en la calle protestando. Si los bancos, causantes de esta crisis, desalojan
a quiénes no pueden pagar sus hipotecas y se hacen con las casas, uno podría
pensar que las sacarían a la venta. Y en la ingenuidad, uno pensaría que el
mercado se llenaría de propiedades y el precio bajaría. Pues no: los bancos
redujeron el precio de las propiedades sólo de aquellas que son basuras
inhabitables, que son capital tóxico. Al resto, lo sacan al mercado a
cuentagotas. Dicen los que saben que siguen especulando: el rescate financiero
los dotó de capital y no tienen urgencias; por lo tanto acopian las propiedades
con la esperanza que una vez finalizada la crisis puedan venderla a los mismos
precios que en la burbuja inmobiliaria.
No hay que ser un genio para
comprobar que algo está muy mal: los bancos causan la crisis y el Estado los rescata.
Mientras tanto, la gente sigue padeciendo la crisis: pierde sus empleos, pierde
beneficios, le suben el IVA y sigue sin poder pagar sus hipotecas y pierde sus
casas. Algunos se amotinan con ayuda de sus vecinos para evitar el desalojo,
otros amenazan con suicidarse -algunos lo hacen- y otros se rinden. Ahora los
bancos -no hay que olvidar que ellos fueron los causantes- están con capital
(del rescate) y con las propiedades de la gente.
Si con todo este panorama no
se ven hordas de gente gritando en la calle es porque realmente hay una crisis
moral. No alcanza con estar indignado. La indignación es la pérdida de la
dignidad, del alma, del espíritu. La lucha debería comenzar antes, justo antes
de perder la dignidad. Lo que sucede frente a los ojos de todos debería causar,
como mínimo, estupor y bronca.
¿Cuándo la sociedad se
transformó en esta masa vacía de espíritu? ¿Y en qué momento la masa comenzó a
estar compuesta por seres individualistas y dóciles?
Pareciera que la sociedad ha
abrazado al consumismo, que ha absorbido todas las motivaciones intelectuales e
ideológicas. La industria del consumo ocupa cada rincón y por esa misma razón a
veces cuesta verlo: está tan omnipresente que comienza a pasar desapercibido y
empieza a ser natural. Pero no lo es.
No es natural, por ejemplo, la
industria de los alimentos. Cientos de miles de restaurantes en cada ciudad,
cientos de miles de productos envasados (fortificados, vitaminados,
mineralizados..) y a precios cada vez más altos. No es natural que una necesidad
tan básica como alimentarse se haya transformado en un esnobismo
industrializado por el que cada vez hay que pagar más. En los países
desarrollados ocurre algo significativo: las diferencias sociales se detectan
por el peso de las personas. La obesidad es la enfermedad de los pobres. Los
alimentos sanos son cada vez más costosos y sólo acceden las clases pudientes.
El resto debe conformarse con porquerías industrializadas llenas de azúcares,
grasas y conservantes.
Y mientras el primer mundo
arroja comida por millones de toneladas anuales, en el mundo siguen muriendo de
hambre 50 millones de personas.
Por tal motivo, el replanteo
debería ser total. No alcanza siquiera con intentar detener el fraude de los
bancos. La sociedad debe hacer un mea culpa. Antes, los europeos tenían muy
lejos el hambre y el subdesarrollo y eso podría -aunque no lo hace- eximirlos
de responsabilidad. Pero ahora tienen a los pobres en la esquina de sus casas.
La pasividad no puede ni debe ser la respuesta.
Esa mujer que habla en la
televisión española, confesando que gasta en una crema 200 euros y ante la
pregunta del periodista sobre si tomará medidas por la crisis, admite que
despedirá a su empleada domestica a la que le paga 80 euros semanales, es la prueba
cabal que la sociedad carece de moral. Si los europeos no estaban acostumbrados
a los pobres, ¿cómo puede ser que caminen ahora al lado de indigentes con tanto
desdén? El individualismo ha consumido la responsabilidad social. Y no es una
falencia de clases sociales, ni de países.
Y uno descubre, entonces, que
la crisis moral no es europea solamente; es global. Y uno, que hasta hace un
rato era un turista maravillado que no sentía la crisis, comienza a hacer un
mea culpa. Tal vez la crisis no se vea caminando por la calle, sino que está
dentro de uno mismo. Y ahora que lo pienso, la pregunta "¿se siente la
crisis?" es perfecta: porque la crisis sí se siente, y se siente en la
conciencia. Ojalá sean muchos los que comiencen a sentirla y en el momento adecuado,
justo antes de estar indignados, justo antes de perder la dignidad.
Sólo así la pasividad será
curada.’’
Sos un genio Ema. Posta que te adoro chabón.
(Ya te extraño)
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